Sobre síndrome de la rótula de la uña

¿Qué es el síndrome de la uña rotuliana?

El síndrome de la uña y la rótula (NPS) es un trastorno genético raro que suele manifestarse al nacer o durante la primera infancia. Aunque los síntomas y las características físicas asociadas con NPS pueden variar, las anomalías características tienden a incluir un desarrollo inadecuado (displasia) de las uñas de las manos y los pies; ausencia (aplasia) y/o subdesarrollo (hipoplasia) de las rótulas (rótulas); subdesarrollo de ciertos huesos y/o membranas de piel en el pliegue del codo(s); y/o proyecciones anormales de hueso de la porción superior (superior) de ambos lados del hueso de la cadera (cuernos ilíacos bilaterales).

Además, algunas personas dentro de ciertas familias (parentescos) pueden tener un aumento anormal de la presión del líquido de los ojos (glaucoma). La condición resulta debido al bloqueo progresivo de la salida de líquido (humor acuoso) de la cámara frontal de los ojos (glaucoma de ángulo abierto). Sin el tratamiento adecuado, el aumento gradual de la presión del líquido puede causar un mayor estrechamiento de los campos visuales y, finalmente, ceguera. Otras anomalías oculares (oculares) también pueden estar asociadas con NPS. Por ejemplo, en algunas personas afectadas, el margen interior (margen pupilar) de la parte coloreada de los ojos (iris) puede aparecer anormalmente oscuro (hiperpigmentación) y con "forma de trébol" (iris de Lester).

Aproximadamente del 30 al 40 por ciento de las personas con NPS también pueden desarrollar anomalías en la función renal (nefropatía) que pueden manifestarse durante la infancia o más tarde en la vida. El síndrome de la uña-rótula se hereda como un rasgo autosómico dominante.

¿Cuáles son las causas del síndrome de la rótula de la uña?

NPS es una condición genética autosómica dominante. Los rasgos humanos, incluidas las enfermedades genéticas clásicas, son producto de la interacción de dos copias de cada gen. Se recibe una copia del padre y otra de la madre. Los trastornos genéticos dominantes ocurren cuando solo se necesita una sola copia de un gen anormal para causar una enfermedad en particular. El gen anormal se puede heredar de cualquiera de los padres o puede ser el resultado de una nueva mutación (cambio de gen) en el individuo afectado. El riesgo de transmitir el gen anormal de un individuo afectado a cada descendencia es del 50% por cada embarazo. El riesgo es el mismo para hombres y mujeres. Aproximadamente el 90% de las personas con NPS tienen un progenitor afectado y, por tanto, el 10% desarrollan la enfermedad como resultado de una nueva mutación.

LMX1B es el único gen actualmente conocido que causa NPS. Sin embargo, es probable que en el futuro se encuentren uno o más genes que causen NPS porque hay familias raras con todas las características clásicas de NPS que carecen de una mutación en el gen LMX1B. El gen LMX1B regula la producción de una proteína que controla la dirección de las estructuras embrionarias que se convierten en brazos y piernas (brotes de las extremidades) y crecen en relación con el tronco. Las mutaciones del gen LMX1B dan como resultado defectos esqueléticos, incluido el desarrollo deficiente de las rótulas y los codos, displasia ungueal y anomalías renales.

Se han identificado muchas mutaciones diferentes del gen LMX1B en personas con NPS. No parece haber una correlación entre las mutaciones específicas del gen LMX1B y el rango y la gravedad de la afección. Sin embargo, se han encontrado mutaciones en una pequeña región de este gen en personas con enfermedad renal aislada. Se necesita más investigación para aprender más sobre esta presentación única.

¿Cuáles son los tratamientos para el síndrome de la uña rotuliana?

El tratamiento de las NPS se dirige hacia los síntomas específicos que son evidentes en cada individuo. El tratamiento puede requerir los esfuerzos coordinados de un equipo de especialistas. Los pediatras, cirujanos, médicos que diagnostican y tratan anomalías de los huesos (ortopedistas), especialistas que diagnostican y tratan trastornos de los riñones (nefrólogos), especialistas en ojos (oftalmólogos), fisioterapeutas, dietistas y/u otros profesionales de la salud pueden necesitar planificar de forma sistemática e integral el tratamiento de un niño afectado.

Las terapias específicas para el tratamiento de NPS son sintomáticas y de apoyo. En algunos casos, el tratamiento de las anomalías óseas asociadas puede incluir la estabilización quirúrgica o el reemplazo de las rótulas con dispositivos artificiales (prótesis) y/o la corrección y/o reconstrucción de huesos hipoplásicos en las áreas de la rodilla y/o el codo. Las membranas anormales en el pliegue del codo (pterigión antecubital) también se pueden liberar quirúrgicamente para ayudar a mejorar la extensión del brazo. Sin embargo, la manipulación quirúrgica adicional de los codos puede ser bastante difícil porque las estructuras internas del codo pueden estar fuera de lugar debido a su desarrollo embriológico anormal. Por esta razón, se recomienda la resonancia magnética antes de realizar una cirugía en el codo (o la rodilla, para el caso). La escoliosis se puede tratar con una combinación de ejercicios y fisioterapia, otras técnicas de apoyo, aparatos ortopédicos, yesos y/o cirugía correctiva.

En personas con glaucoma de ángulo abierto, las medidas de tratamiento pueden incluir el uso de gotas para los ojos medicadas para ayudar a reducir la presión del líquido en los ojos, ciertos medicamentos por vía oral y/o cirugía. En los niños afectados con otras anomalías oculares asociadas con NPS, en algunos casos se pueden usar anteojos correctivos, lentes de contacto y/o cirugía para ayudar a mejorar la visión. No existen diferencias en el tratamiento del glaucoma en pacientes con NPS versus aquellos que no presentan esta condición.

Las personas afectadas con nefropatía, en particular aquellas a las que se les ha diagnosticado síndrome nefrótico, deben ser derivadas a médicos que se especializan en enfermedades que afectan los riñones (nefrólogos). La presión arterial y la función renal deben evaluarse anualmente. Para aquellos con función renal anormal, debe ser seguido más de cerca por el nefrólogo para determinar cuándo/si está indicado el tratamiento.

La intervención temprana es importante para garantizar que los niños con NPS alcancen su potencial. Los servicios especiales que pueden ser beneficiosos para los niños afectados pueden incluir fisioterapia, apoyo social especial y otros servicios médicos, sociales y/o vocacionales.

Se recomienda asesoramiento genético para las personas afectadas y sus familias. Los familiares de las personas con NPS también deben someterse a exámenes clínicos completos y otras pruebas adecuadas para detectar ciertas anomalías potencialmente asociadas con el trastorno. Otro tratamiento para este trastorno es sintomático y de apoyo.

Pruebas clínicas y evaluación

Los niños y adolescentes con NPS deben ser monitoreados cuidadosamente en busca de una curvatura lateral anormal de la columna (escoliosis) para garantizar una detección rápida y un tratamiento preventivo y/o correctivo adecuado. Las personas afectadas también deben someterse a exámenes oculares completos para confirmar y/o detectar la presencia de ciertas anomalías oculares que pueden estar asociadas con NPS (p. ej., glaucoma de ángulo abierto, microcórnea, cataratas). Por ejemplo, en muchos casos, el glaucoma de ángulo abierto inicialmente puede no causar síntomas aparentes y, por lo tanto, solo puede detectarse durante un examen ocular, incluidas las pruebas especializadas para medir la presión ocular. La detección temprana del glaucoma es importante para garantizar un tratamiento oportuno que reduzca la presión del líquido ocular y prevenga el deterioro visual progresivo.

Además, los médicos pueden monitorear de cerca a las personas con NPS desde la primera infancia para garantizar la detección rápida de la función renal anormal y la implementación de medidas de tratamiento adecuadas e inmediatas para ayudar a prevenir una posible disfunción renal progresiva. Las pruebas de laboratorio pueden confirmar ciertos hallazgos que pueden indicar insuficiencia renal, como análisis de sangre para verificar los niveles de BUN y creatinina. La detección de nefropatía puede incluir un análisis de orina que puede revelar pequeños rastros de sangre (hematuria) y/o niveles anormalmente altos de proteína (proteinuria), específicamente albúmina (albuminuria), en la orina. Estudios de laboratorio adicionales pueden revelar niveles inusualmente bajos de albúmina en la sangre de un individuo afectado (hipoalbuminemia). Dichos hallazgos, que ocurren en asociación con anemia y edema, pueden indicar un diagnóstico de síndrome nefrótico en algunas personas con NPS.

El examen microscópico (p. ej., inmunofluorescencia y microscopía electrónica) de muestras de tejido renal (biopsia renal) puede revelar ciertas anomalías estructurales características que pueden estar presentes incluso en algunas personas con NPS que pueden no mostrar síntomas observables o hallazgos clínicos que indiquen compromiso renal. Por ejemplo, en muchos individuos afectados con o sin compromiso renal clínico aparente, el examen microscópico puede revelar ciertos cambios anormales en los grupos de capilares (glomérulos renales) que filtran la sangre que pasa por los riñones. Dichos cambios pueden incluir un mayor número de células (hipercelularidad), engrosamiento anormal de las paredes capilares, depósitos anormales de la proteína colágeno y/o reemplazo del tejido normal con tejido cicatricial (esclerosis focal y segmentaria). En algunos casos, la confirmación de ciertos cambios glomerulares puede revelar un deterioro de la capacidad de filtración de los glomérulos y puede ayudar a confirmar el diagnóstico de síndrome nefrótico.

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